Efectos de las pantallas en niños

Nos encontramos en un momento en el que se ha normalizado que los menores pasen horas del día pegados a sus dispositivos, sin embargo ¿qué efectos negativos puede tener este uso para su desarrollo? Y más importante ¿qué podemos hacer si todos los niños están iguales?

¡Que se normalice no significa que esté bien! El abuso de los dispositivos en los niños.

Nos encontramos en una nueva era en la que el coloso de la tecnología avanza mucho más rápido de lo que nunca imaginamos. Un coloso que repercute en la forma de interacción y ocio de los niños. Los videojuegos, como Fortnite, y redes sociales, como tik-tok, han pasado a formar parte del tema principal de conversación en los recreos y parques infantiles. Los efectos de las pantallas en niños cada vez más pequeños puede que te preocupe como padre o madre.

Imagen de efectos de las pantallas en niños.

Parece que la sociedad está normalizando que los niños pasen horas conectados a sus dispositivos electrónicos basándonos en la excusa de “es que todos los niños están igual de enganchados”.

De acuerdo con una publicación del Journal of the Medical Association (2019) los niños de entre tres y cinco años pasan una media de dos horas y media conectados a sus dispositivos. Los niños entre ocho y doce años pasan una media de cuatro horas y media conectados a sus dispositivos.

Sin embargo, la Academia Americana de Pediatría establece que el tiempo que un niño de entre dos y doce años debería de estar delante de la pantalla no debería de superar una hora máximo. Lejos de dicha recomendación, ciertos estudios han puesto de manifiesto que, durante el confinamiento ¡el uso de dispositivos se incrementó entre un 50 y 70 por ciento en la población infantil!

¿Cuáles son los efectos de las pantallas en niños? ¿Cuándo es abusivo?

De forma general existe amplia evidencia de efectos negativos que pueden tener el consumo abusivo de pantallas en los menores. Encontramos efectos negativos a nivel fisiológico: peores hábitos de sueño, sedentarismo u obesidad. También efectos a nivel psicológico: menor regulación de la ansiedad e incluso baja autoestima o depresión.

Con respecto al desarrollo cognitivo, la revista The Lancet Child & Adolescent Health realizó un estudio a una muestra de 4500 niños de entre 8 y 11 años. Se medía el efecto que podía llegar a tener en el desarrollo cerebral los hábitos de sueño, actividad física y tiempo de pantallas. Se evidenció que, de estas variables, la que más repercutía en un desarrollo cognitivo optimo era la de tener una regulación del uso de pantallas.

El pediatra Peter Winterstein (2017) realizó un estudio a una muestra de 2000 niños de entre cinco y seis años. Este estudio evidenció como los menores que pasaban un mayor tiempo conectado a los dispositivos presentaban una menor precisión en el diseño de la figura humana. Prueba ampliamente conocida para observar el desarrollo cognitivo de los menores. Como podemos ver los efectos de las pantallas en los niños va mucho más allá de lo que imaginamos a priori.

De forma específica, se han evidenciado efectos a nivel atencional existiendo una correlación positiva entre rasgos TDAH y el uso de las pantallas. Rasgos asociados a un menor rendimiento atencional o un menor control de los impulsos.

¿Por qué se produce esto?

Esta pregunta sigue siendo objeto de debate. Se puede afirmar que la mayoría de efectos se producen de forma indirecta. Esto se refiere a que no es que el uso de pantallas simplemente, sino que un mayor tiempo conectado a los dispositivos se traduce en una disminución en la que el niño pueda interactuar con su entorno: menor tiempo imaginando, interactuando con sus juguetes, creando historias, dibujando o interactuando con las personas de su entorno.

Sin embargo, también existen teorías que afirman que estos efectos se pueden deber a dos aspectos básicos asociados a las pantallas: el contenido y el ritmo.

Una hipótesis, el contenido, se asocia a que el visionado de determinadas situaciones o formas de interactuar, podría otorgar modelos de conducta que pueden ser problemáticos para los niños. Por ejemplo, el visionado de contenido violento favorecería conductas violentas en los menores.

Una segunda hipótesis, el ritmo, establece que los menores adquieren un modelo atencional basado en la revisión rápida y el cambio, no pudiendo desarrollar la capacidad atencional. Los videos cortos de youtube o historias de Instagram, nos acostumbran a un modelo de cambio rápido de foco atencional, lo que puede producir una menor capacidad para mantener el estado de alerta durante periodos prolongados.

A su vez, existen hipótesis motivacionales que pueden explicar una serie de efectos nocivos de las pantallas. Las actividades en el teléfono o tablet se asocian a un sistema de gratificación inmediata. Podemos obtener todo lo que deseemos con solo un click de nuestro dispositivo. Este efecto de beneficio automático puede tener importantes consecuencias en los menores. Resulta muy complejo inculcar el esfuerzo y desarrollar la motivación que supone el lograr una meta alejada en el tiempo.

¿Qué podemos hacer?

Independientemente de la razón de los posibles déficits que producen las pantallas, vivimos un momento en el que nos estamos enfrentando a un reto muy moderno para los padres/madres: el coloso de la tecnología y la era de la información. Nos encontramos en la obligación de establecer métodos y formas de enseñanza que se adapten a la era a la que nos encontramos.

Las redes sociales y videojuegos se han convertido en un elemento fundamental en el mundo social de los menores, por este motivo, muchas veces prohibir completamente el uso de las pantallas a determinadas edades puede ser incluso perjudicial. Se recomienda, más que demonizar el uso de las pantallas, acompañar a tu hijo/a en el proceso de comenzar en el mundo digital.

Aquí te damos una serie de consejos:

  • El primer paso es establecer realizar una autoobservación de nuestro propio uso y desarrollar propia gestión saludable de nuestros dispositivos para poder ayudar a los niños. Se ha de predicar con el ejemplo.
  • A edades tempranas no se ha producido una maduración completa del área prefrontal del cerebro, área implicada en habilidades como el autocontrol. Por ello, no le exijamos al niño que sea él mismo quien se autogestione el uso de las redes. Ayudémosle a que desarrolle poco a poco el autocontrol y gestión del tiempo de exposición. Se ha de pautar de forma inicial normas claras de cuándo y de qué forma se pueden/deben usar los dispositivos en casa.
  • Recomendamos no permitir que los menores tengan un acceso libre a la web. Internet está plagado de un enorme contenido diverso el cual tus hijos pueden no estar preparados aún. Los efectos de las pantallas en los niños es importante, pero el contenido que consumen es incluso más. Incluso, contenido que parece inicialmente desarrollado para niños, que puede no reunir las condiciones adecuadas para que sea dirigido para niños. Muestra interés hacia el contenido que ven tus hijos, dales la oportunidad de que te expliquen que están viendo. 
  • Se recomienda limitar el contenido a aplicaciones dirigidas hacia menores como youtube kids. También es adecuado, según la edad, hacer uso de determinadas aplicaciones que permiten observar el tiempo de uso y el contenido al que se accede. (Por ejemplo: Qustodio, Kids Place o Kid´s Shell).
  • Finalmente, y probablemente el mejor consejo, se ha de fomentar que el niño tenga experiencias gratificantes fuera del mundo digital. Así que un paso fundamental es que te pongas tus zapatillas de deporte y dediques un momento para bailar al son de la música que te ponga tu hijo/a. Conviértete en un dragón, baila, sal a correr, juega al pilla pilla o al escondite. Deja que sea el/ella por un momento del día la persona que tome la batuta sobre lo que se tiene que hacer.
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