Los sentidos en el aprendizaje

los sentidos en el aprendizaje
Los sentidos nos permiten conocer nuestro entorno y descubrir las características propias de los objetos. A lo largo de la historia siempre se habló de 5 sentidos, sin embargo, hoy en día, a esta lista se suman algunos más.

Los primeros años de un bebe son esenciales para su desarrollo físico, cognitivo, social y sensorial.

Es durante este tiempo en el que el niño forjará su personalidad. La importancia de los sentidos en el aprendizaje es algo que no podemos negar.

El desarrollo de la personalidad de nuestro bebé va a depender tanto de nuestro papel como tutores y acompañantes en su desarrollo como de las oportunidades que le facilitemos para interaccionar con su entorno.

Este tiempo pasa muy rápido y es que en el primer año de vida los cambios que experimenta nuestro bebé son gigantescos. Todos están impulsados por la curiosidad natural que siente acerca de su entorno. Éste nos va ha aporta una cantidad de estímulos que nuestro cerebro tendrá que procesar y así poder reaccionar ante ellos de una forma adaptada y funcional.

En ocasiones, nos encontramos con niños que se asustan con facilidad ante sonidos fuertes, o que no les gusta pisar la arena de la playa o mancharse las manos al pintar con temperas. Tenemos que estar muy atentos a cómo reacciona nuestro niño cuando le presentamos diferentes juegos que estimulan sus sentidos, ya que en ocasiones los problemas de integración sensorial pasan desapercibidos hasta que no se encuentran con situaciones de exposición.

La importancia de los sentidos en el aprendizaje

Los sentidos nos permiten conocer nuestro entorno y descubrir las características propias de los objetos. A lo largo de la historia siempre se habló de 5 sentidos, sin embargo, hoy en día, a esta lista se suman algunos más.

¿Cuántos sentidos tenemos?

Muchos investigadores han definido los sentidos del ser humano en base a diversas características. Según las clasificaciones podemos hablar de un número u otro.

No obstante, con seguridad afirmamos que al menos hay 7 sentidos

  1. Vista
    La vista es nuestra ventana al mundo, es el sentido que utilizamos para percibir los colores de nuestro entorno, reconocer las personas que nos rodean, ver la forma y el tamaño de los objetos y si estos están lejos o por el contrario se encuentran cerca de nosotros.
  2. Olfato
    Con el sentido del Olfato percibimos los olores de cualquier cosa: alimentos, flores y árboles, personas…. Este es un sentido que tiene una relación muy estrecha con el siguiente sentido “el gusto”, ambos trabajan juntos. A través del olfato somos capaces de identificar el estado de conservación de un alimento y su toxicidad.
  3. Gusto
    Es el sentido que nos permite reconocer los sabores de los alimentos, dulces, salados, por medio de las papilas gustativas, estas son pequeños bultos situados en la base de la lengua.
  4. Audición
    El sentido del oído es el responsable de la audición. Con el, somos capaces de percibir los sonidos que nos rodean, también reconocer si un sonido es fuerte o débil, quien o qué lo produce y si el emisor está lejos o cerca de nosotros.
  5. Tacto
    La piel tiene numerosos tipos de receptores para recibir las sensaciones táctiles, de presión, textura, calor o frío y de movimiento de los vellos de la piel. Este sentido es el sistema sensorial más grande y tiene una función vital en el comportamiento humano, tanto físico como mental.

Espera, hay más.

Hasta ahí todos reconocemos estos sentidos y sabemos el papel que desempeñan en nuestro cuerpo. Pero ¿y si hablamos del sistema propioceptivo o vestibular? Son dos grandes sentidos que se sitúan en la base de nuestra pirámide de desarrollo y aprendizaje.

Propiocepción

Este término viene de la palabra latina Propius: “perteneciente a uno mismo”. Cuando contraemos o estiramos los músculos y articulaciones de nuestro cuerpo enviamos esta información a nuestro cerebro para informarlo sobre cada movimiento.

Es decir, nos permite saber dónde está nuestro cuerpo en el espacio, si se está moviendo o está quiero. Por ejemplo, si pedimos a una persona que levante el brazo con los ojos cerrados y le preguntamos en que posición está su brazo en ese momento, nos contestará que “tiene un brazo levantado”, esto será gracias a su sistema propioceptivo que recogerá la información de la contracción de sus músculos y articulaciones.

¿Ves la relevacia del desarrollo adaptativo y óptimo de los sentidos en el aprendizaje de tu bebé?

Este sistema es de gran ayuda en nuestras actividades de la vida diaria, si, por ejemplo, una persona tuviese menos propiocepción que el resto, veríamos que sus movimientos serían más lento, torpes y requerirían hacer más esfuerzo para cualquier actividad. Tendría dificultad, por ejemplo, para entrar por una puerta, se chocaría, ya que no conocería hasta donde llegan los límites de sus hombros o caderas, tampoco sabría que fuerza utilizar para escribir con un bolígrafo y su letra sería muy forzada.

Vestibular: detección del movimiento y gravedad.

El sistema vestibular es el que nos informa sobre el balanceo y el movimiento que tiene nuestro cuerpo con respecto al espacio.

Este sistema se encuentra en el oído interno y nos ayuda a saber el movimiento y a mantener el equilibrio. A través de este sistema y junto con el visual y propioceptivo, podemos saber que cuando nos montamos en un columpio, nuestra cabeza está orientada hacia abajo o arriba. Si hubiese alteraciones en nuestro sistema vestibular podríamos tener problemas de equilibrio con vértigos y mareos, visuales, desorientación espacial.

Los sentidos en los primeros días de un bebé.

Gracias a los sentidos, cuando un bebé nace, recibe todas las sensaciones del entorno, más tarde les dará un significado y podrá interpretar que quiere decir toda esa información… Por ejemplo, cuando le rozamos la mejilla con nuestra mano su sentido del tacto percibirá esa sensación girando la cabeza hacia ese lado, y aunque al principio se mueve por activación del reflejo, poco a poco ese reflejo desaparecerá y dará lugar a un movimiento voluntario y con un objetivo.

los sentidos en el aprendizaje

Olfato y la audición también juegan un papel en los primeros días de desarrollo de un bebé, en el que su forma de reconocer a su madre es a través de su olor y su voz. Su sistema vestibular interpretará la gravedad y el movimiento para poder adaptarse correctamente cuando lo movamos.

Esto podemos observarlo si cogemos al bebe y lo movemos dejándolo caer unos centímetros, percibiremos como este se encoje y pone cara de susto, su sistema se alarma, esto nos indica que su oído interno está mandando la señales de: ¡Peligro! ¡Te caes! Y nuestro bebé tendrá que protegerse, sin embargo, ocurre todo lo contrario si lo mecemos y acunamos estos movimientos son, en la mayoría de los casos, calmantes y tienden a organizar su cerebro, nuestro bebé se relaja y se calma.

A través del sistema propioceptivo los músculos y articulaciones del bebe son capaces de moverse cuando están tumbados y así poder acurrucarse cuando está en los brazos.
Como vemos nuestro bebé está rodeado de estímulos y cada ruido, olor, caricia o movimiento se quedan grabados en su cerebro y tendrán un significado en su vida.

¿Qué podemos hacer los padres?

Una de las preguntas que se hacen los padres y madres es qué tipo de actividades podemos ofrecerle a nuestro niño para potenciar su desarrollo de los sentidos en el aprendizaje que supone interactuar con el mundo.

Táctil

  • Elaborar alfombras con diferentes texturas (rugosa, espinosa, esponjosa, suave, lisa) y pasar descalzos sin calcetines por ellas.
  • Jugar con las temperaturas (frio, templado, caliente)
  • Distinguir por el tacto diferentes texturas (algodón, estropajo, lana, etc.) u objetos con los ojos cerrados y adivinar qué es.

Oído

  • Intentar descubrir que sonidos suenan cuando estamos en silencio.
  • Imitar sonidos de animales y descubrir que animal es.
  • Buscar el lugar de dónde procede el sonido.

Gusto y olfato

  • Taparnos los ojos y adivinar diferentes alimentos tanto por el sabor como por el olor.
  • Buscar sabores parecidos y agruparlos.
  • Identificar qué objetos en la casa no tienen olor.

Propioceptivo y vestibular

  • Montarnos en columpios
  • Saltar en la cama
  • Meternos por túneles.
  • Escalar en rocódromos o en cualquier superficie.

Como hemos visto, desde que nacemos, el contexto en el que nos movemos marcará en cierta forma nuestro desarrollo. La importancia de los sentidos en el aprendizaje es innegable. Crear espacios ricos a nivel sensorial garantizará un mejor desarrollo cognitivo y motor. ¿A qué esperas para probar las actividades sensoriales?

¿Necesitas ayuda? Pide cita, en Nedea podemos acompañaros a ti y a tu hijo o hija en su óptimo desarrollo sensorial y motor.

María Martín
Terapeuta ocupacional especialista en pediatría.

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